Contesto el titular con otra pregunta: ¿puede serlo un país en el que, en 2018, el 84,1% de las empresas de la República Popular China (RPC) estaban en manos privadas? (China Bureau of Satistics/China Daily Nov, 28, 2019).
Según los datos publicados por el informe que cita el China Daily, la RPC tenía registradas 15,61 millones de empresas privadas a finales de 2018, un incremento del 178,6% sobre los 10,01 millones de 2013, según el cuarto censo económico nacional. Según ese censo, la RPC tenía 242.000 empresas controladas por el Estado. Aunque estas solo representan el 1,5% del total, absorben el 15,7% del empleo, lo que refleja su gran tamaño relativo.
Los gráficos que se muestran a continuación del informe del Instituto Peterson de Washington muestran el crecimiento explosivo de la empresa privada en la RPC en los últimos diez años. Hoy, las empresas privadas chinas contribuyen a un 60%, aproximadamente, del PIB de la RPC, y absorben el 80% del empleo; el 90% de la oferta de empleo en las zonas urbanas de la RPC viene de las empresas privadas.

En cuanto a los mercados financieros, evidentemente tanto las empresas privadas como las públicas han accedido a la bolsa de Shanghái y a las internacionales para obtener capital, y ambas categorías han aprendido a facilitar la información necesaria a posibles inversores, aunque, según algunos analistas, la transparencia en algunos casos es deficiente.
Traduzco ahora parte del artículo de Tialei Huan y Nicolas Veron publicado en la web de PIIE
el 7 de julio de 2022, sobre la interrelación entre empresas públicas y privadas en la RPC:
«No habrá privatización, sino arrinconamiento de las empresas públicas, SOE (State Owned
Enterprises), por las privadas.
La escalada de las empresas privadas a la categoría de grandes empresas chinas parece
menos el resultado de planificación a largo plazo que de las dinámicas del mercado. Deng
Xiaoping, el líder chino que abrió China a la empresa privada en 1978, se equivocó cuando
predijo en 1980 que, “cualquiera que sea el tamaño de la inversión privada, esta solo alcanzará una
pequeña parte de la economía china. De ninguna forma afectará la propiedad estatal de los
medios de producción”.
Durante la década de los 90, ante la necesidad de reestructurar un sector público sumido en
pérdidas, el primer ministro Zhu Rongii, procuró mantener las empresas más grandes bajo
control estatal, liquidando o privatizando las menores.
Prácticamente no ha habido privatización de grandes compañías, y en los pocos casos que se
han dado, los resultados han sido mixtos. Tampoco se ha esforzado el Estado en facilitar
condiciones competitivas al sector privado».
Los dirigentes del PCC, según leo en otros informes, están ahora procurando aumentar la
presencia estatal en la vida de las empresas privadas, muy críticas con la pobre gestión que
hace el Estado de las públicas, lo que podría desencadenar una lucha de poderes.
El hecho es que, al destapar la lámpara de Aladino del capitalismo, al PCC le ha surgido un
enorme dragón, al que cada vez le costará más dominar. Mi apuesta es que el dragón meterá
al PCC en la lámpara.
Nota: En cuanto a la propiedad privada de viviendas urbanas, la mitología comunista pervive
en la “cláusula de los 70 años”, que establece la reversión al Estado de la propiedad, con un
gran número de salvedades. La propiedad de tierras de labor está en manos de cooperativas
gestionadas a nivel regional/municipal, en las que participan el sector público y el privado.