Si nos embarcáramos en un viaje alrededor del mundo en 1411, lo más interesante sería ser testigos del desarrollo de las brillantes civilizaciones orientales. La Ciudad Prohibida estaba en plena construcción en el Pekín de los Ming, y en Oriente Próximo los otomanos acechaban Constantinopla. En contraste, Europa occidental se encontraba sumida en guerras constantes y estaba debilitada por plagas, falta de higiene y sistemas políticos que dificultaban su apertura. La idea de que Occidente iba a dominar al resto del mundo durante el siguiente medio milenio hubiera parecido ilusoria en esos momentos. Y sin embargo, ocurrió. ¿Qué tenía la civilización de Europa occidental que le permitió dominar a los superiores imperios orientales? La respuesta, para Niall Ferguson, estriba en que Occidente logró desarrollar seis poderosas herramientas de las que el resto carecía: competencia, ciencia, democracia, medicina, consumismo y la ética del trabajo. La cuestión es si actualmente Occidente ha perdido su monopolio sobre estas seis cuestiones. Si fuera así, podríamos estar viviendo el fin de la supremacía occidental.
Nuestros grandes desafíos
El presidente del Foro de la Sociedad Civil, Jesús Banegas, asegura en un artículo de opinión publicado en Vozpópuli que el Gobierno de Pedro Sánchez ha convertido al Tribunal Constitucional en un «nuevo y paralelo poder legislativo».