Sócrates concibió la filosofía no como una actividad académica, sino humana. Un líder filosófico tenía que ser mucho más que un pensador. Tenía que ser una buena persona para que la cuestión de la virtud no fuese una idea abstracta, sino un asunto práctico. Quienes la practicaban tenían que poseer el coraje para sacrificar todo, incluida la propia vida, para perseguir la excelencia de la mente. Esto es lo que Sócrates hizo, y ésta es la razón por la que le honramos y saludamos como la filosofía personificada.
No tan diferente
Florentino Portero, miembro del Foro de la Sociedad Civil, ha publicado un artículo de opinión en El Debate en el que analiza los resultados de las últimas elecciones autonómicas y municipales y encuentra similitudes con lo que está ocurriendo en la mayoría de países occidentales, con un resurgimiento del nacionalismo.