El final de la Guerra Fría marcó el término de las ideologías políticas tradicionales y el inicio de una lucha por posicionarse de forma rápida en el orden capitalista emergente del siglo XXI. Ahora que las teorías marxistas y la ingeniería social han quedado desacreditadas, el autor se pregunta qué principios deberían guiarnos para hacer una sociedad más segura y productiva.
Para el autor, la confianza es la virtud social que más ha contribuido a la prosperidad económica de los países. La variada y diversa presencia de dicha virtud a lo largo de la historia explica la prosperidad de Occidente frente al resto del mundo.