César Antonio Molina considera que, si los políticos que no son capaces de ponerse de acuerdo para gobernar el país, formaran parte de una empresa privada, serían automáticamente despedidos por su incapacidad para resolver problemas.
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«Es inconcebible que, por cuestiones partidistas y ante lo malo y lo peor, se abandone al Estado a su suerte», dice el exministro.
«Los partidos políticos se han convertido en asociaciones intransigentes e intolerantes», afirma el autor, que pide mayor altura de miras frente al gran desafío que tiene España en este momento, que es el nacionalismo.