Juan Ramón Rallo analiza en El Confidencial el sistema tributario de Estonia, que ha facilitado a este país un importante crecimiento económico en los últimos años.
Para acceder al texto completo, pinche aquí.
Este sistema establece que los beneficios de las empresas sólo son gravados cuando son distribuidos a sus accionistas, no cuando son reinvertidos internamente.
Los dividendos distribuidos por las empresas a sus accionistas están exentos de tributar.
Estonia disfruta de un tipo impositivo único en el IRPF del 20%, aunque existen deducciones y bonificaciones fiscales que benefician especialmente a las rentas más bajas.
En cuanto al IBI, sólo grava el valor del suelo, eximiendo consecuentemente del impuesto a la inversión en estructuras (residenciales y no residenciales) que se efectúen dentro del país.
Con estas medidas, «Estonia es un territorio tributariamente amigable hacia el ahorro y la inversión».