Antonio Garrigues Walker fue el invitado a la primera sesión plenaria de 2014 del Foro de la Sociedad Civil, que se celebró el pasado 3 de marzo, durante la cual el jurista analizó los desafíos que suponen nuevos fenómenos como las redes sociales.
Según el presidente del despacho de abogados Garrigues, “en estos momentos está emanando una sociedad civil global, en la que ya no hablamos de grupos independientes. Todo está interconectado y vivimos un fenómeno nuevo, que es el de las redes sociales, que lo van a dominar todo”.
Garrigues considera que caminamos hacia un mundo cada vez más complejo, en el que crecen los niveles de incertidumbre. Por ello, reclama una reacción a la sociedad civil.
“El problema de la sociedad civil está en que no habla, no levanta la voz, no dice nada. No estamos haciendo lo que tenemos que hacer, porque la clave está en asumir nuestra propia culpabilidad”, asegura el jurista.
Según Garrigues, “la sociedad civil no es que esté dormida, es que no está haciendo nada porque no tiene curiosidad”.
Este déficit de sociedad civil es una de las principales diferencias que Garrigues encuentra en comparación con otros países, como Estados Unidos. “Allí, cada miembro de una familia muestra una inquietud social y trabaja de forma altruista por ella”, cuenta el jurista.
El problema del envejecimiento
En su opinión, la sociedad civil no está sabiendo detectar y reaccionar ante los problemas reales, especialmente en Europa debido a que es un continente “envejecido y, por tanto, poco solidario, en el que cada ciudadano sólo se preocupa por él mismo”.
Sin embargo, Garrigues es optimista en relación con el futuro, ya que ve una gran oportunidad en la nueva relación que está surgiendo entre el Estado y la sociedad. “El sector público irá cada vez a menos, por lo que existe a partir de ahora la posibilidad de hacer cosas sin su competencia”, afirma.
“En España, el sector público apenas tiene recursos. Si bien es verdad que se han hecho cosas muy buenas, como el Icex o el CDTI, en estos momentos está desapareciendo y, si no hay una sociedad civil capaz de ocupar el espacio que está dejando, lo pasaremos mal”, explica Garrigues.
“Propongo empezar a reconocer los cambios, la nueva relación de la sociedad civil con el Estado y el establecimiento de una alianza con los medios de comunicación para que se escuche la voz de la sociedad civil”, dice el jurista.
Garrigues ve en las nuevas redes sociales la fuente de la acción ciudadana. La sociedad civil informal que se está configurando en ellas desempeñará un papel decisivo en todos los ámbitos.
Para él, “España está conectada a la red, pero no conectada en red, como ocurre en Estados Unidos”, y pone como ejemplo de la importancia de este nuevo fenómeno social el hecho de que el presidente estadounidense Barack Obama obtuviera más dinero para su última campaña electoral a través de internet que por los medios convencionales.
Garrigues lamenta la falta de curiosidad que padece la sociedad española y su déficit idiomático. “En una sociedad global, sin idiomas no hay futuro para nuestros jóvenes, y el conocimiento de otras lenguas es exigible también para nuestra clase dirigente”, apunta.