Se discute acerca de si el déficit fiscal fue, en 2012, del 6,74% o del 6,98%. Se puede discutir sobre las alternativas posibles para reducirlo. Pero lo que no suele plantearse, con rigor, son las verdaderas causas de su existencia ni la responsabilidad de quienes lo han situado en su actual nivel. Y ahí es, precisamente, donde resulta inaplazable actuar. Tomo prestado el título que encabeza estas líneas de un artículo publicado en 1966 por el premio Nobel de Economía J.Tobin, el de la célebre tasa con su nombre, que ni es una tasa ni tiene mucho que ver con el impuesto que él ideó. En efecto, hay que preguntarse, ¿de quién es el déficit? ¿De dónde trae causa?
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Urge la regeneración ética de la política (José A. Yturriaga)
La opinión pública española considera a la clase política como uno de los principales problemas de la nación por su incompetencia y su falta de honradez. Según el sondeo de marzo del Centro de Investigaciones Sociológicas, el 44,5% de los encuestados situaba a la corrupción en el segundo lugar en importancia de los problemas que enfrenta la sociedad.
Aritmética elemental y gobierno equitativo (Leopoldo Gonzalo)
Desde el Papyrus Rhind o Libro de Cálculo del egipcio Ahmés (2000 a. C., nada menos), se conocen algunas sencillas operaciones aritméticas que, por lo visto, ignoran ciertos políticos de hogaño. Y desde Pitágoras, por lo menos, no hay escusa para semejante ignorancia. Suma, resta, multiplicación y división –las famosas cuatro reglas, vamos- son operaciones elementales quedebe saber aplicar todo ciudadano, y de las que quienes se dedican a la política sólo parecen dominar dos: las de restar y dividir. Saben éstos, por ejemplo, dar múltiples soluciones a problemas como los siguientes: “Si el PIB nominal de España asciende a un billón y pico de euros, ¿Cuántos cientos de miles de millones de euros podemos restar o sustraer del mismo, vía tributos y deuda pública, para gastarlo en lo que nos plazca?”; o este otro: “Si recibimos un país en paz de más de medio millón de km2 y másde cuatro decenas de millones de habitantes, ¿en cuántas circunscripciones autonómicas podemos dividirlo para enfrentarlas entre sí y lograr la máxima ineficiencia y descoordinación económica posibles?». Pero de lo de sumar y multiplicar, nuestros políticos no parecen saber nada; como no sea en lo relativo a los gastos y a los parados. En eso sí saben hacerlo, y lo hacen a conciencia. Otra de las elementales operaciones que desconocen nuestros rectores de la cosa pública (¡ay! venerable Enciclopedia Álvarez) es la de reparto proporcional, directo e inverso, tan útil para resolver sencillos problemas de justicia distributiva. Pero enseguida volvemos a esto de la aritmética.
Europa contra los desahucios (José Luis Ruiz Navarro)
El Tratado de la Unión atribuye a los órganos jurisdiccionales de los 27 Estados miembros la facultad de dirigirse al Tribunal de Justicia cuando, teniendo que aplicar una norma europea en el asunto que están juzgando, consideren que existen dudas sobre su validez o interpretación. Es lo que se conoce como procedimiento de decisión prejudicial.
El juez nacional pregunta al Tribunal Europeo si es de aplicación al caso una norma europea o cómo debe interpretarse la misma. El Tribunal contesta a su pregunta y con la respuesta, que tiene fuerza de cosa juzgada, el juez dicta su sentencia. El magistrado, titular del Juzgado de lo Mercantil número 3 de Barcelona, señor Fernández Seijo, planteó al Tribunal la cuestión de si el sistema de ejecución hipotecaria previsto en la Ley de Enjuiciamiento Civil española restringe la protección contra las cláusulas abusivas en los contratos prevista en el ordenamiento jurídico europeo.
España va mal (Leopoldo Gonzalo)
Me cuenta un colega de Sevilla que en cierta ocasión preguntaron a Italo Calvino su opinión acerca del régimen de Franco y que éste, entre otras apreciaciones, lo caracterizó como un largo paréntesis en el proceso de descomposición de España. Se me ocurre relacionar la opinión del escritor italiano –italo-cubano, para ser más preciso- con la exhortación formulada por Unamuno en un artículo publicado muchos años antes, en 1917, en El Gráfico, de Nueva York. Dice así el gran vizcaíno, en su contundente y exaltada prosa: “Porque hay que estar bregando a diario para que la España geográfica, terrenal, económica, no sea sino el cuerpo de la otra, de la España histórica o celestial”. Triste sino el de esta vieja nación que se ve condenada a reconsiderar su propia existencia –o subsistencia-, cada generación, salvo algún paréntesis, por lo visto. No se inquiete el lector, no voy a calentarle la cabeza con disquisiciones metafísicas. Aunque, para desazón de algunos y consuelo de otros, dudando acerca del ser ocurre como con las meigas, que haberlo haylo.
La historia interminable de los ERE (José A. Yturriaga)
Al menos un par de veces al año suelo regresar a la casa paterna en Sevilla para –como Anteo- recuperar energías en contacto con la madre tierra, y disfrutar de la compañía de mi hermana y de los buenos amigos de los lejanos tiempos de la Universidad. Nada más cruzar Despeñaperros, me topo con la “sombra de Rebeca” de los falsos Expedientes de Regulación de Empleo, que me recuerdan La historia interminable de Michael Ende. En el anterior viaje, el fantasma de los ERE parecía haberse evaporado, coincidiendo con la ausencia por enfermedad de la juez instructora del caso, pero –tras seis meses de baja- Mercedes Alaya ha vuelto plena de ánimo y con las pilas recargadas y ha retomado el proceso. Como en el caso de las comedias de Lope de Vega, en 24 horas -el tiempo que dedicó a interrogar ininterrumpidamente en su despacho a 22 sospechosos de la ‘Operación Heracles’, para evitar que se excediera el breve y perentorio plazo previsto por la ley procesal para la detención preventiva-, varios de ellos pasaron de las Musas, no al teatro, sino a la trena. Con esto, son ya 68 los imputados en el caso y 7 los encarcelados, y el fantasma ha reaparecido.
Conferencia de Joaquín Nebreda en el Ateneo de Madrid
El miembro del Foro Joaquín Nebreda, dictó una Conferencia en el Ateneo de Madrid el pasado lunes 12 de noviembre glosando la personalidad de D. José Canalejas y su visión sobre el liberalismo español. Esta Conferencia coincide con el centenario de su muerte. Accede al texto íntegro de la Conferencia
Alemania sobre todo (José Antonio Yturriaga)
Tras las II Guerra Mundial, Alemania quedó derrotada, ocupada y maltrecha física y moralmente. Su economía se hundió y el marco se devaluó hasta límites insospechados. Los alemanes aún no han superado del todo este trauma y siguen obsesionados por el control de la inflación y del excesivo gasto público.
¿Una Alemania europea o una Europa alemana?
Con la ayuda inicial de Estados Unidos y el ulterior apoyo de Francia y Gran Bretaña, Alemania inició su recuperación política y económica en medio de un clima de desconfianza. El Pacto de Bruselas de 1948 -que dio lugar a la UEO- se firmó para impedir un posible rearme germano. La OTAN se estableció un año más tarde para -en frase atribuida a Churchill- “mantener a los americanos dentro, a los rusos fuera y a los alemanes abajo”. Igual ocurrió en el plano económico con la creación en 1951 de la CECA, cuyo objetivo era controlar el carbón y el acero, los productos básicos de la industria bélica. No obstante, con visión de futuro, los padres de Europa –los Monnet, Spaak, Schumann y Adenauer- superaron este temor y sentaron las bases de la cooperación e integración europeas, con la constitución en 1957 de la Comunidad Económica Europea.
Modos y momentos (Juan Antonio Sagardoy)
Juan Antonio Sagardoy, Vicepresidente del Foro de La Sociedad Civil escribe un interesante artículo para Expansión en el que analiza el contexto de la pasada huelga general. El Catedrático de Derecho del Trabajo analiza esta cuestión desde la perspectiva de una necesaria reforma del modelo sindical. Acceder al artículo completo aquí
La soledad del ministro (Manuel J. Lagares)
Hace ya bastantes años, cuando cursaba mis estudios de Economía, me impresionó mucho una de las clases del profesor Fuentes Quintana. En ella explicó las características de los Presupuestos en un régimen democrático, su significación y valor como compromiso público respecto a la política económica y los principios que debían dirigir su formación, aprobación, ejecución y control. Pero lo que auténticamente me impresionó fue cómo mi maestro resaltó la soledad de todo ministro de Hacienda que se decidiese por el equilibrio entre gastos e ingresos, es decir, que aplicase la conocida receta del «santo temor al déficit» del ministro D. José de Echegaray. Se encontraría solo a la hora de preparar un Presupuesto riguroso, pues sus colegas de Gobierno, su partido y sus posibles aliados parlamentarios se mostrarían reticentes con las limitaciones de gasto que supondría tal equilibrio. La oposición pediría más gastos públicos para atender a su electorado y los analistas considerarían poco verosímiles sus predicciones sobre la situación económica cuando no coincidiesen con las que ya ellos hubieran formulado. Incluso podrían aparecer revueltas populares contra los Presupuestos.