Juan Ramón Rallo escribe en El Confidencial que una buena herramienta de protección contra el populismo es la educación, ya que cree que sólo puede arraigar en sociedades ignorantes y fácilmente manipulables, pero la mejor de todas, según él, es el liberalismo.
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Además, Rallo considera que «las masas partidarias del populismo sólo están defendiendo egoístamente sus intereses particulares».
«La democracia popular —o populismo— es simplemente democracia irrestricta, implacable, caprichosa y parasitaria de unos grupos sobre otros», asegura el economista.
Para Rallo son imprescindibles «reglas constitucionales estrictas que delimiten el oportunismo clientelar al que, de tanto en tanto, tienden a caer las democracias».