En este ensayo, el autor se pregunta por qué la Revolución Industrial tuvo lugar en Europa y no en China, por ejemplo, pese a que en ambos lugares se daban unos niveles similares de tecnología y actividad intelectual.
Según Joel Mokyr, la cultura europea, con sus creencias, valores y preferencias, fue un factor determinante para que la Revolución Industrial calara con fuerza.
La fragmentación política vivida en los siglos XVI y XVII permitió, sin embargo, que se formara un gran mercado de ideas en el que destacó una comunidad transnacional de pensadores brillantes que circularon libremente distribuyendo sus ideas y sus escritos, a diferencia de lo que ocurría en China, donde el conocimiento quedaba reservado a una élite.