Hoy recomendamos la lectura de un artículo de opinión firmado por el economista Juan Ramón Rallo, publicado en Libre Mercado. En él, da algunos argumentos que desbaratan el axioma utilizado por algunas fuerzas políticas que defienden la gestión pública por encima de la privada. Para leer Eficiencia privada: no es eso, Carmena, pinche aquí.
Según Rallo, la empresa privada no sólo suele ser más eficaz que la pública, sino sobre todo más eficiente. En cualquier caso, para él lo más importante no es el debate sobre esa diferencia. No se trata de que la empresa pública o privada sea más o menos eficiente, sino el sistema económico-institucional dentro del que se incardine.
«Lo verdaderamente eficiente no es el tipo de empresa, sino el marco institucional: a saber, si las decisiones empresariales se toman dentro de un marco de libre competencia o en uno de planificación burocráticamente centralizada», explica Rallo.
«Una compañía privada hipersubvencionada y protegida por el Estado de la competencia será una empresa peor que otra compañía pública que no reciba fondos del presupuesto estatal y que esté sometida a la competencia del mercado (sería el caso, por ejemplo, de la mayoría de compañías estatales de Singapur). Lo relevante, pues, es el marco económico-institucional: cuáles son los incentivos y los mecanismos de realimentación a los que está sometida cada unidad empresarial».