El prestigioso sociólogo constata tanto la demanda de intervención de la ciudadanía —que “sufre la crisis económica de manera mucho más diaria y directa que la clase política”— como la decepcionante reacción de nuestra clase política que se ha escudado “en pretextos para no hacer lo que piden la ciudadanía y el Jefe del Estado”, aportando observaciones tan lúcidas como que “el Rey ha dado muestras evidentes de someterse a la Constitución, cosa que no hacen algunos políticos” y que aquél “no ha intervenido en la gestión política en absoluto, pues no ha pedido dimisiones, ni elecciones anticipadas,[…]”.
El pacto es necesario, afirma el autor, que sin embargo vislumbra que parece que se seguirán interponiendo los personalismos, tanto de Zapatero como de Rajoy, por lo que a lo sumo se llegará a los habituales costosísimos acuerdos con los partidos pequeños.