ENERGÍA |
- La seguridad de suministro energético y sus precios son factores determinantes de la capacidad de un país para desarrollar procesos industriales y asegurar el bienestar de sus ciudadanos. La ausencia de recursos petrolíferos en España ha marcado su dependencia energética del exterior, paliando -a través de su sistema eléctrico – los efectos económicos de esa dependencia.
- Así se refleja en la evolución del consumo de energía primaria, donde la dependencia exterior cae en coherencia con la mayor producción de energías renovables, aunque todavía, esa dependencia nos hace más vulnerables que el promedio de los países de la Unión Europea.
- La demanda de electricidad absorbe eficiencias en el consumo, con crecimientos en la potencia instalada de fuentes renovables. La estructura del parque de generación muestra la contribución principal de las instalaciones eólicas, nucleares y ciclos combinados a gas, con declive progresivo de los combustibles fósiles entre los que se extingue el uso del carbón.
- La evolución de los precios en la generación muestra caídas derivadas de la mayor potencia instalada de fuentes renovables, pero la aplicación de diversos impuestos y tasas hace de la electricidad española una de las más caras de Europa. En cambio, la creciente capacidad de producción de fuentes renovables evita vertidos de gases de efecto invernadero y, junto con la electricidad de origen nuclear, permiten superar las dos terceras partes de la demanda.
- Los impuestos aplicados a los destilados del petróleo se sitúan por debajo de la media europea – en contra de las políticas aplicadas a la electricidad – y los precios, sin impuestos, de dichos destilados son ligeramente superiores.
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