Enrique Arnaldo, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, ha publicado una columna de opinión en el diario digital El Español que considera un descanso para el ciudadanos que los legisladores lleven «de vacaciones» durante casi un año por la ausencia de Gobierno. Para acceder al texto completo, pinche aquí.
«El silencio del legislador es una bendición, sobre todo por su demostrada eficacia para hacer leyes inútiles, volátiles, de papel; leyes aptas para ser colocadas en un barroco e historiado marco de madera nobilísima, para contemplar (eso sí sin admiración), pero perfectamente prescindibles», afirma.
«Esta sobreabundancia normativa no solamente es innecesaria sino que en su mayor parte es inservible (todo lo más llega a la categoría de pañuelo de papel, de usar y tirar). Son leyes desechables (no reciclables, no confundamos), dictadas al pairo del impulso improvisado, del cumplimiento de un programa o de un plan y en no pocas ocasiones para tapar u ocultar otros problemas, de difícil o imposible solución, o para contentar quejas, reivindicaciones o también conciencias», escribe el catedrático.