RIQUEZA |
- La población es determinante del poder de las naciones. La de España, en relación con los grandes países de Europa occidental siempre ha sido escasa comparada con la media de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. Si durante el primer milenio de nuestra era estaba muy próxima a la de aquellos, hacia 1500 cayó a los dos tercios y siguió descendiendo hasta retroceder durante el siglo XIX a menos de la mitad. Desde entonces se ha venido recuperando hasta casi el 70% de nuestros días.
- La riqueza de un país se mide convencionalmente por su PIB. Desde que se estableció y generalizó después de la 2a Guerra Mundial, aún con críticas, sigue siendo una reconocida, solvente y única medición que resiste el paso del tiempo.
- La renta per cápita siguió un recorrido histórico parecido, aunque mejor que el de la población. Si durante el primer milenio España estuvo a la altura, a incluso por encima, de los demás países, desde entonces –salvo en el siglo XVI- fue descendiendo, muy acusadamente desde Trafalgar a la Guerra Civil, para recuperarse brillantemente en la segunda mitad del siglo XX al pasar de poco más del 40% de la media de los países de referencia a más del 80%. Desde entonces el dinamismo económico español se fue diluyendo.
- Los mejores años de nuestra convergencia con los países de la Unión Europea fueron 1975 y 2003 en los que se superó el 95% alcanzando así –en el último milenio– casi el nivel medio de renta de nuestros vecinos; y los peores 2014 y 2020 con diez puntos menos. Teniendo en cuenta que la medición de la convergencia neutraliza los efectos de las crisis económicas internacionales, su evolución evalúa muy certeramente las actuaciones de los gobiernos.
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