A nadie se le oculta que hay temas que comportan un plus de peligrosidad. El que se atreve a tocarlos ha de contar, primero, con el riesgo de que se le malentienda y, segundo, con la recepción asegurada de una o varias andanadas procedentes de izquierda y derecha. Hablando, claro está, en el estricto sentido espacial de los términos.
Epicteto
Ética y progreso económico
El crecimiento económico a lo largo de la historia es el resultado de las acciones humanas de carácter empresarial en sentido amplio; es decir, asumiendo que toda acción económica –producir, vender, comprar– tanto de carácter individual como societaria tiene consecuencias para el progreso de la economía.
El ruido y la furia
España se aproxima a grandes pasos a la definición de país convulso. La ciudadanía asiste a una situación insólita tras décadas en las que la sociedad española parecía definitivamente instalada en el sosiego que supone la plácida rutina de una vida con límites marcados y devenir tranquilo. Tras la convulsión (brevísima y bien abortada) del 23-F todo parecía serenarse, y los únicos avatares que irrumpían en el horizonte afectaban sólo a la superficie de las cosas, a las contiendas cotidianas y a los detalles más o menos relevantes.
Entre el fango y los ciberbolcheviques
A hombros de Emile Durkheim, cuenta el gran sociólogo Ralf Dahrendorf que las situaciones de «anomia», con su abulia ante las normas y los valores, son el caldo ideal de cultivo para el surgimiento de visionarios. Y éstos, ya lo sabemos, dispensan con largueza recetas políticas fáciles, alejadas de una realidad siempre necesitada de matices.
Se puede mejor que Podemos
España está atravesando no una, sino varias crisis muy importantes al mismo tiempo. Una crisis económica que arrastramos desde hace varios años, de una enorme profundidad y con un impacto dramático en el desempleo que ha alcanzado cotas extraordinarias y cuya superación, a pesar de ciertos indicios, aparece todavía como cuestionada y lejana. Una crisis política que afecta principalmente a los dos grandes partidos de este País y a un partido nacionalista, que se han visto y se ven acusados de falta de democracia interna, sometidos a un proceso endogámico cada vez más notorio e incursos, en demasiados casos, en escandalosos procesos de corrupción que en algunas ocasiones afectan a sus máximos dirigentes y a la financiación de sus actividades. Una crisis de valores que pone de manifiesto cómo, a lo largo de los últimos años, valores tradicionales como la honradez, la dignidad, el patriotismo, la decencia, el respeto y otros muchos han ido desapareciendo del mundo de nuestros dirigentes, no sólo los políticos, privando a toda nuestra sociedad de un sólido y compartido entramado ideológico absolutamente preciso para que pueda mantenerse en pie y progresar adecuadamente. Por último, también estamos atravesando una profunda crisis de identidad nacional que lleva a muchos a preguntarse qué puede ser de España dentro de unos años de continuarse por el camino emprendido en los últimos.
Sobre la transparencia
En paralelo con el desarrollo de la crisis, el descubrimiento de nuevos casos de corrupción y el consiguiente aumento de la indignación ciudadana, ha ido adquiriendo una creciente presencia pública el concepto de transparencia política. Incluso el Parlamento, muy a menudo ajeno a las preocupaciones de sus representados, ha procedido a la tramitación de una ley nueva al respecto.
Temperatura moral
Las crónicas periodísticas, y menos las de sucesos, no suelen ser una base sólida para reflexiones de calado (con las ilustres excepciones que siempre son de justicia), pero proveen de un material que permite al observador atento“tomar la temperatura” a la sociedad en la que vivimos. Y, específicamente, “la temperatura moral”.
Reflexiones para llevar una vida guiada por criterios morales
Un grupo de miembros del Foro de la Sociedad Civil integrados en un comité de trabajo para la regeneración ética y moral de España, preocupados por algunos fenómenos colectivos de nuestra sociedad, quieren dar a conocer sus reflexiones bajo el nombre de Epicteto, porque comparten con el estoico la necesidad del análisis racional frente a la meras opiniones y la defensa de la coherencia entre lo que se piensa y lo que se hace.